Es conocido por la mayoría de la gente que la libertad de expresión es un derecho fundamental recogido enla Constitución española, así cómo en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Partiendo de esta base indiscutible, los gobiernos han venido aprobando leyes para que tal libertad no exceda aquellos límites que esos mismos gobernantes-legisladores consideran oportuno marcar, y que siempre están muy por debajo de lo que sería connatural a un desarrollo pleno de dicha libertad.
Aún así, y sin estar de acuerdo con la restricción impuesta por ley, en el sistema actual no nos queda otra, salvo en algunas circunstancias, que estar a dichas leyes e intentar expresarnos como ciudadanos y ciudadanas allí dónde sea necesario y sin incumplir las normas, más que nada por las consecuencias represivas policiales, judiciales y económicas que supone la transgresión.
Pero lo cierto es que si ya la libertad de expresión ha sido recortada por las leyes, actuaciones policiales como la de este pasado día de Canarias en el Auditorio de Tenerife superan lo que es una libertad reducida a una libertad ocultada y al gusto del jefe de operativo policial de turno.
Este pasado 30 de mayo, un grupo de personas, afiliadas o simpatizantes al sindicato CNT, y que no superaban las 20 marcada por la ley para comunicar el acto a subdelegación de Gobierno, quiso ejercer su derecho a la libertad de expresión en forma de concentración pacífica, sin más armas que las voces y una pancarta dónde se recogía el siguiente texto: "Más que nunca. 385600 parad@s. Nada que celebrar. CNT", situándose fuera del perímetro de seguridad que había marcado la policía para proteger a la clase política y económica del archipiélago de cualquier intromisión que pudiese aguar su fiesta de premios, discursos y canapés.
Para el jefe del dispositivo la presencia de aquellas personas tan cerca de la entrada del Auditorio, situada a 300 mtrs, no fue suficiente, por lo que exigió, y cuándo digo exigió quiero decir no sólo que no antendió a argumentación alguna en contrario, sino que procedió con la típica combinación de amenazas de uso de la fuerza y muralla uniformada, que se desplazaran 150 mtrs más allá, al otro lado de la calle y rodeados de un cordón policial que hacía que la libertad de expresión se fuese de allí, pues porque ese día poco o nada se la iba a ver.
Al tiempo, y para que se vea el grado del absurdo y del uso y abuso de la ley que, a su gusto que hizo el jefe del operativo, se permitió a la activista Rosi Cubas el permanecer en el lugar de dónde fue desalojado el grupo, desde dónde intentó expresar ese malestar que ya supera el cabreo que sentimos por la situación actual de paro y miseria, mientras que las instituciones gastan miles de euros en actos como el de la entrega de premios Canarias.
No sabemos si alguna de esas autoridades llegó a vernos u oirnos, por si acaso aprovecho estas líneas para decirles que en Canarias, y con 385600 personas en el paro, no había nada, ni hay nada, que celebrar.
J. Luis Real Baltar
La protesta en la prensa: http://www.laopinion.es/canarias/2013/05/31/lucha-canario-fuerza/478739.html
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